Uno de cada 2000 niños nace con órganos sexuales no diferenciados debido a la falta de concordancia entre el sexo biológico (XX/XY), las gónadas (ovarios/testículos) y los órganos genitales (vagina/pene), además de otros problemas como la falta de pene, los testículos escondidos o el Síndrome de Turner (falta de un cromosoma X) entre otros 50 padecimientos, a este grupo de condiciones se les llama intersexualidad y se creyó por mucho tiempo que una operación para “normalizar” los genitales era necesaria para permitir un desarrollo completo de la persona, tras diversos casos de personas mutiladas y obligadas a aceptar un género que no era el propio es que los padres deciden esperar a que sus hijos cumplan la mayoría de edad y así decidir si quieren someterse al tratamiento quirúrgico, hormonal y psicológico para asumir un género y un sexo definido o permanecer como intersexuales en edad adulta.
El 26 de octubre de 1996 se realizó la primera protesta pública de personas intersexuales ante la Convención Anual de la Academia Americana de Pediatría en Boston, cuya postura seguía siendo la de someter a cirugía al menor de edad antes de cumplir dos años y medio, apoyándose en las investigaciones del Dr. John Mooney que sostenía que el niño no desarrollaba una identidad de género hasta esa edad y era posible el reorientar la misma por medio de la crianza y someterse a una terapia hormonal en la adolescencia, lo cual provocó graves problemas emocionales y sexuales al saberse que muchas de esas “niñas” en realidad eran hombres o se identificaban como varones y se sentían mutilados, los demandantes se organizaron a partir de 1993 y lograron su reconocimiento en 2004 cuando la ciudad de San Francisco reconoce el 26 de octubre como Día de la Intersexualidad, apoyando el derecho al reconocimiento legal de las personas cuyo sexo no se define como hombre o mujer ni el género como masculino o femenino debido a la invisibilización y rechazo que sufren de parte de la población en general y frenar este tipo de tratamientos antes de que la persona pueda decidir por sí misma.
Actualmente 1.7% de los adultos se reconocen como intersexuales.